Tienes cachorros detrás de los ojos que lloran suplicando que los laman. Podríamos hablar sobre Dire Straits o los Creedence o sobre los años en los que tu cabeza era la copa de un árbol y vestías trajes blancos y besabas y bailabas y vivías con pasión. Sin embargo prefieres hablarme de horarios y salarios de casas de televisores de plasma que escupen programas de alienígenas y sobre todo me hablas de cosas que me importan una mierda. Los cachorros de tus ojos tienen frío y aunque tú seas viejo y tu cabeza un árbol desnudo los cachorros de tus ojos quieren seguir vivos.
Es una lástima que yo no quiera abrazarlos.
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