para que no me quieras

Cuando tú te morías y todos creían
que lloraba tu estado
y todos tenían para mí atentas palabras de aliento
yo inventaba feliz en la cama a mi amante.

Cuando tu cuerpo se volvía pequeño
y tus palabras, roncas de gritarme
yo limpiaba mi vientre de espuma y de vida.

Y ahora
ahora que veo
cómo la marea te va alejando
de la orilla que hice mía
y cómo oigo tu voz olvidando mi nombre

ahora que las noches son largas
y lacerantes como agujas

ahora que la caricia más tierna
es las que crean mis dedos sin quererlo
despistados y humillados
en mi ombligo.

Ahora
te digo
ahora que todo es frío y oscuro
ahora que estoy fea y mojada

que ni aún así lo lamento.


(Por si quieres, escúchame)

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